jueves, 9 de junio de 2011

La Ciudad necesita un Plan Estratégico de construcción racional, sustentable y humana

Me pidieron una opinión en Facebook, desde un grupo llamado “Construcción racional y sustentable”, acerca de cómo debería ser el desarrollo en materia habitacional para la Ciudad de Buenos Aires.

Recordaban mi posición durante mi gestión, cuando luego de escuchar a los vecinos de Caballito y otros barrios, decidimos suspender por seis meses los permisos de construcción en la ciudad, mediante el dictado del Decreto Nº 1.929/06 (Boletín Oficial Nº 2.565), ante la incredulidad de los empresarios del sector que intentaron, sin éxito, presionar y modificar nuestra postura.


A partir de ese momento, se le encargó a la empresa proveedora de servicios de agua y cloacas AYSA un estudio sobre el estado y la capacidad de la red sanitaria en los 6 barrios de Buenos Aires donde más se estaban construyendo torres y grandes edificios. También a partir de ese momento, comenzó a ser obligatorio que, antes de otorgarse un permiso de construcción, AYSA certifique que es satisfactoria la cobertura de la red en la zona.

Fueron medidas audaces y de emergencia porque nos tocó corroborar, desde el gobierno, lo que ya nos preocupaba antes de asumir: la inexistencia de un Plan Estratégico Urbano Ambiental.


Sin plan no hay destino. Es salir con un barco sin rumbo y quedar a merced de los vientos. En este caso, los vientos los dirige el negocio inmobiliario más preocupado por maximizar beneficios que por construir racionalmente, en línea con las necesidades habitacionales de los porteños, y preservando la identidad del barrio, la calidad de vida y la sustentabilidad medio ambiental.

Una vez que asumió el gobierno de Macri, no solo se dejó de lado nuestra medida preventiva acerca de los permisos de nuevas construcciones, sino que no se avanzó en la discusión y aprobación del Plan Urbano Ambiental que deberá fijar reglas claras, consistentes y extendidas en el tiempo de cómo construir en la ciudad sin afectar la identidad de los barrios y calidad de vida de los porteños.


El Estado abandonó todo tipo de intervención y regulación que ponga a los intereses comunes de la sociedad por sobre los de los empresarios de la construcción.


Un plan estratégico debe estar sólidamente apoyado en pilares tales como el déficit habitacional, la sustentabilidad en términos de recursos -energía, agua e infraestructura en general-, la preservación de condiciones ambientales –el aire, el sol, la iluminación natural, los niveles de ruido y la emisiones de carbono-, y la puesta en valor de la identidad porteña y barrial. Un pensamiento y una decisión estratégica debe evitar, también, la formación de burbujas inmobiliarias que la experiencia internacional, además, ya ha mostrado adónde nos pueden llevar.

Como ejemplo sobre este último punto, un informe sobre Puerto Madero indica que sólo el 28 por ciento de las unidades cuenta con residentes permanentes. Otro tanto sucede, aunque con porcentajes un poco menos alarmantes, en las nuevas edificaciones residenciales de alta gama en toda la Ciudad.

Para una ciudad como Buenos Aires, que tiene un déficit de viviendas de alrededor de 250 mil unidades, ese porcentaje de desocupación es irracional, obsceno y nos muestra la falta de políticas de Estado en la materia.


Modelos como el de Miami se basan en un perfil constructivo destinado a atender la necesidad de valorización de las inversiones antes que las necesidades de la población. Pretender trasplantar ese modelo constructivo a la Ciudad de Buenos Aires es pensar la Ciudad desde la peor perspectiva.


La construcción “premium” se desarrolló en paralelo con el crecimiento de los asentamientos, villas de emergencia y barrios precarios. Mientras tanto el déficit de casas para la clase media se profundiza, así como la saturación de construcción en barrios como Núñez y Caballito en detrimento de otras zonas como el sur de la ciudad.


Nuestros equipos están trabajando en el diseño de un plan estratégico como nunca se hizo en la ciudad. Sin ese plan, cada día que pasa solo profundiza la crisis habitacional y los problemas sociales que de ella se derivan, así como los problemas sanitarios y ambientales que deterioran, la calidad de vida de centenares de miles de habitantes de la ciudad, generando daños irreparables e irreversibles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Macri está por los negocios se tiene quu ir ya, tu gobierno fue mucho mejor

Marcos dijo...

Es muy cierto todo esto que decís Jorge. No hay que olvidar todos los desmoronamientos y accidentes que hubo en la ciudad el año pasado, Macri debería también estar procesado por esto y no hay una sola denuncia en su contra que yo sepa! ejemplos como el gimnasio que se vino abajo en Saavedra (donde murieron 3 personas)y el edificio de la esquina de Esmeralda y Viamonte en el microcentro (la obra está paralizada por la justicia, pero dejaron los andamios y no se puede ni caminar). En Avellaneda se estuvo reubicando la gente que vive junto al riachuelo, pero del lado de capital sigue todo igual!