martes, 31 de marzo de 2009

Final del Discurso del Dr. Raúl Alfonsín ante la Honorable Asamblea Legislativa el 10 de Diciembre de 1983

Inútil sería tratar de disimular la emoción cívica que invade nuestro espíritu al presentarnos aquí, en este día, ante la magna Asamblea que encarna la representación de todo el pueblo argentino. Como sabemos que esa emoción es compartida y unánime, nos excusamos de palabras sobreabundantes para expresarla. La circunstancia no es propicia para la retórica, por otra parte. Es la hora de la acción y de la acción fecunda, decidida, comprometida e inmediata. Es la hora de hacer, de hacer bien, de hacer lo que la República reclama y el pueblo espera.
Por la libre voluntad del pueblo argentino, tengo el honor y la responsabilidad de asumir la presidencia de la República. Los hombres y mujeres de mi patria me honraron confiándome ese cargo con una esperanza: la de recuperar la Nación para la vida, la justicia y la libertad.

Esa esperanza es nuestra respuesta, la respuesta de la inmensa mayoría de los argentinos en una experiencia dolorosa.

Hemos vivido con dolor el imperio de la prepotencia y la arbitrariedad en esta tierra en la que nuestros abuelos quisieron construir la igualdad y la justicia.

Hemos vivido el dolor de la violencia y de la muerte aquí, en esta Argentina que todos soñaban y que todos queremos para la paz y para la vida.

Hemos vivido, y todavía vivimos, el dolor del desamparo de millones de hombres y mujeres en un suelo que puede proveer a la prosperidad de todos el dolor del hambre en el país de los alimentos, el dolor de la falta de techo, de salud y de educación en una nación donde nada justifica la existencia de estos males.
Hoy asumimos el gobierno de la Nación cuando está sumida en la crisis quizá más grave de su historia. Pero los dolores que hemos vivido nos dejaron lecciones que no podemos ni debemos olvidar, lecciones que nos ayudarán para salir de una vez por todas de esta situación intolerable, de esta degradación creciente de un pueblo y de un país que no merece ese triste destino.

Los pueblos, como los hombres, maduran en el sufrimiento y no seríamos dignos del nombre de pueblo argentino si no fuéramos capaces de aprender la lección del dolor.

Lo primero que no debemos olvidar es que lo más valioso que tiene nuestro país son los hombres y las mujeres que lo habitan. No es el petróleo, ni las vacas, ni el trigo, ni las fábricas, sino el trabajo y la capacidad de creación de todos y cada uno de nuestros habitantes lo que da sentido y riqueza a nuestra Argentina, como a cualquier otra nación del mundo.

La segunda lección es que sólo el pueblo se preocupa por el destino del pueblo. Cuando se impide al pueblo decidir su propia suerte, cuando se le prohíbe elegir y controlar al gobierno, tarde o temprano se deja de gobernar para el pueblo.

Nadie puede pretender que un gobierno no cometa errores. Pero de una vez por todas haremos que sólo sea el pueblo, por su libre voluntad y dentro de las instituciones democráticas, quien sea el único que juzgue y corrija esos errores. El dolor que vivimos nos ha enseñado que cada vez que se coarta el camino hacia la democracia, la inmensa mayoría de los argentinos termina perjudicándose.

También aprendimos que hay quienes se benefician cuando es la fuerza y no la voluntad libre del pueblo quien impone el gobierno de la Nación. Aprendimos que los que estimulan la impaciencia para proponer la intolerancia y la violencia como remedios, han terminado favoreciendo los intereses del privilegio. Aprendimos que cuando el pueblo no decide sobre el gobierno, la Nación y el pueblo quedan desguarnecidos frente a los intereses de adentro y de afuera.

Y hemos entendido que hay fuerzas poderosas que no quieren la democracia en la Argentina. Sabemos que la reivindicación del gobierno del pueblo, de los derechos del pueblo para elegir y controlar el gobierno de acuerdo con los principios de la Constitución, plantea una lucha por el poder en la que no podemos ni debemos bajar los brazos, una lucha que vamos a dar y en la que vamos a triunfar.

Tenemos una meta: la vida, la justicia y la libertad para todos los que habitan este suelo.

Tenemos un método: la democracia para la Argentina.

Tenemos un combate: vencer a quienes desde adentro o desde afuera quieren impedir esa democracia.

Tenemos una tarea: gobernar para todos los argentinos sacando al país de la crisis que nos agobia.
Hoy enfrentamos dos desafíos: gobernar la Nación en la crisis y consolidar definitivamente la forma de gobierno que asegure el derecho del pueblo a decidir su destino. Como hombres que somos, podremos equivocarnos al gobernar. Como argentinos, en este momento y para siempre, sólo permitiremos que sea el pueblo el único juez de esos errores y el único con derecho a corregirlos. Nosotros, junto con la inmensa mayoría de los argentinos, sabemos que a los problemas que vamos a enfrentar, a los problemas que esta crisis ha agravado enormemente, se tratará de aprovecharlos para combatir la democracia. Pero sabemos que el pueblo aprendió la lección y que estará a nuestro lado para defenderla, con el vigor, la fuerza y la decisión de pelear por su derecho de gobernarse.

Vamos a hacer realidad la esperanza de recuperar la vida, la justicia y la libertad, porque, por dura que sea nuestra situación, ningún obstáculo será insuperable frente a la voluntad inmensa de un pueblo que se pone a trabajar, junto con el gobierno pero también más allá de los gobernantes, en la tarea de construir su propio futuro. Otros pueblos se han levantado de ruinas a veces más tremendas que las nuestras. No somos más, pero tampoco somos menos que ellos. También nosotros podemos hacerlo, y lo vamos a hacer, superando dificultades, equivocándonos y corrigiéndonos. Y no tengo duda de que podemos gozar de esa vida, con esa justicia y esa libertad que hoy deseamos. Lo vamos a lograr vamos a dar ese ejemplo y vamos a extender nuestra mano fraterna para que otros pueblos, en particular nuestros pueblos hermanos latinoamericanos también lo logren.

Hemos venido ante vuestra honorabilidad, conscientes de nuestras limitaciones y del arduo esfuerzo que tendremos que desplegar para tratar de ponernos a la altura de nuestra responsabilidad histórica, pero conscientes, con igual sinceridad, de que nuestro mandato es claro, terminante e ineludible; tal como lo es, en la esfera del Poder Legislativo, los que han recibido los miembros de esta Honorable Asamblea, y tal como lo será el que oportunamente reciban, con acuerdo del Honorable Senado, los jueces de la Nación que habrán de completar la arquitectura constitucional de la República con su alta misión, más silenciosa, pero no menos esencial.

Todos somos humanos y falibles, pero esta vez contamos con muy poco espacio para el error o la flaqueza. No debemos fallar. No fallaremos. Y si al cabo de nuestros mandatos hemos cumplido con aquellos grandes fines del Preámbulo de la Constitución que alguna vez nos hemos permitido recordar de viva voz como ofreciendo a la gran Argentina del futuro nuestra conmovida oración laica de modestos ciudadanos, entonces, como también lo hemos dicho en más de una ocasión, nada tendremos que envidiar a los grandes personajes de nuestra historia pasada, porque esta generación, la nuestra, tan hondamente agitada por las luchas y las frustraciones de este tiempo, habrá merecido de su posterioridad el mismo exaltado reconocimiento que hoy sentimos nosotros por quienes supieron fundar y organizar la República.

Con el esfuerzo de todos, en unión y libertad, que así sea.


Raúl R. Alfonsín
1° de Diciembre de 1983
Texto completo en http://ricardobalbin.tripod.com/alfonso.htm
Foto Federico Guastavino

lunes, 30 de marzo de 2009

martes, 24 de marzo de 2009

Me alegra que finalmente se implemente la Ley de Mecenazgo porteña

Muchos meses han pasado desde su sanción y posterior reglamentación durante nuestra gestión; trabajo que llevó muchísimo esfuerzo de búsqueda de consensos entre diversos sectores políticos.
La aprobación de la norma constituyó un precedente invalorable en materia de políticas culturales para todo el país.
Era preocupante el retraso en su implementación.
Esta iniciativa demuestra, como lo hemos dicho tantas veces, que la continuidad institucional basada en los consensos es el único camino para desarrollar políticas públicas serias y transformadoras.
Espero sinceramente que pueda cumplir sus objetivos y que los recursos se asignen con la transparencia y justicia que la cultura de la Ciudad de Buenos Aires merece.

lunes, 16 de marzo de 2009

Hoy se está debatiendo en la Argentina no sólo un proceso electoral sino un fundamento institucional

Mi posición, que en este momento estamos discutiendo dentro de nuestro espacio político, la haré pública en los próximos días, y será esta comunidad de diálogo que construimos juntos el primer lugar donde la comunique.

martes, 10 de marzo de 2009

Memorias interrumpidas

Pocos días antes de su último viaje a Egipto a fines de 1995, Mitterrand le entregó este libro de memorias a su editora Odile Jacob. En abril de 1996, "Memorias Interrumpidas" salió a las calles de París, en medio de una gran expectativa. En pocos días, este legado póstumo de Mitterrand, logró conmocionar no sólo al pueblo francés sino también al ámbito político y cultural europeo. En estas páginas, se hallan la política y la literatura, las dos pasiones de su vida...y también de la mía.


Les dejo esta interesante cita a modo de anzuelo:
"Ahora, sin guerra perdida, sin golpe de Estado, sin resistencia organizada, sin conspiración, el imperio se hundió por si mismo, sobre sí mismo, corroído desde su propio interior, con sus funcionarios robotizados, su economía arruinada, vacías de sentido sus referencias teóricas; formidable molino de oraciones contra un cielo vacuo."
Pag 204

Para ver el libro Google Books, hacé clic

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mirar o ver: Patrimonio en riesgo

El error en el cartel que anuncia la obra es un fallido que inquieta y expresa muchas cosas. El nombre de este parque no es Leandro sino Leonardo Pereyra, y su actual remodelación preocupa a los vecinos, no sólo del barrio de Barracas, sino a todos quienes valoramos el patrimonio urbanístico de nuestra ciudad. Su traza original fue concebida por el mismísimo Carlos Thays y parece haber sido olvidada por los que planearon esta "refacción". Les dejo algunos enlaces de organizaciones que trabajan con el tema y brego para que los responsables corrijan su accionar y no perdamos nuestro patrimonio.




La foto del cartel está tomada del blog Proteger Barracas.

lunes, 2 de marzo de 2009

Preocupado...

...por algunas voces que aún creen que por el camino de la Pena de Muerte hay alguna respuesta.