“Aplastemos al perdedor; venguémonos del ganador”
Algunas consideraciones sobre el debate de ayer en Facebook
Fue un arduo intercambio de ideas sobre los fracasos y éxitos del Gobierno Nacional y me hizo pensar muchas cosas de nuestra actitud como argentinos frente al otro.
Es comprensible que una discusión coyuntural se ponga en los términos de todo o nada como aparecen en muchos de los comentarios que se dieron en el debate. Cuando el tiempo pase, como le sucede a todo el mundo, quienes apoyan al gobierno podrán ver y reconocer las políticas, conductas e ideas erróneas de estos años, y los más críticos podrán señalar aciertos y mejoras.
Pero hay otra encrucijada que persiste y reconoce orígenes culturales e institucionales.
Halperín Donghi, historiador inteligente más allá de las muchas diferencias que uno tenga con él, señala que los vencedores, a lo largo de nuestra historia, no han sabido, ni querido, incluir al vencido. No me refiero a las dictaduras, cuya perversión excede ese señalamiento, por supuesto.
Nuestro hiperpresidencialismo es hijo de ese concepto del “toma todo” del ganador, a la vez que nos hace olvidar que el Gobierno no es solo el Poder Ejecutivo. La oposición, discutiendo, aprobando y rechazando leyes, forma parte del Gobierno. Y la opinión de los dirigentes, su capacidad de articular y mediar las demandas sectoriales también incide en la marcha de las cosas de gobierno.
Una oposición no incluída, que no es escuchada, a la que se le hace ver que haber perdido una elección la condena al silencio, suele inclinarse al obstruccionismo y apelar al “vale todo” para debilitar al gobierno. Me parece que con distintos matices, ninguna fuerza política victoriosa está ni estuvo exenta de ese pecado.
No hay solución mágica, pero algunos creemos que esa tara cultural y esa limitación insitucional que nos llevan a plantear las cosas al grito de “aplastemos al perdedor; venguémonos del ganador” pueden atenuarse, sino revertirse, en un sistema político de características parlamentaristas que limita la omnipotencia del ganador, a la vez que exige responsabilidad argumental y sensatez a la oposición. Eso nos daría conciencia de que no hay que estar permanentemente en campaña, sino permanentemente gobernando.
Fue un arduo intercambio de ideas sobre los fracasos y éxitos del Gobierno Nacional y me hizo pensar muchas cosas de nuestra actitud como argentinos frente al otro.
Es comprensible que una discusión coyuntural se ponga en los términos de todo o nada como aparecen en muchos de los comentarios que se dieron en el debate. Cuando el tiempo pase, como le sucede a todo el mundo, quienes apoyan al gobierno podrán ver y reconocer las políticas, conductas e ideas erróneas de estos años, y los más críticos podrán señalar aciertos y mejoras.
Pero hay otra encrucijada que persiste y reconoce orígenes culturales e institucionales.
Halperín Donghi, historiador inteligente más allá de las muchas diferencias que uno tenga con él, señala que los vencedores, a lo largo de nuestra historia, no han sabido, ni querido, incluir al vencido. No me refiero a las dictaduras, cuya perversión excede ese señalamiento, por supuesto.
Nuestro hiperpresidencialismo es hijo de ese concepto del “toma todo” del ganador, a la vez que nos hace olvidar que el Gobierno no es solo el Poder Ejecutivo. La oposición, discutiendo, aprobando y rechazando leyes, forma parte del Gobierno. Y la opinión de los dirigentes, su capacidad de articular y mediar las demandas sectoriales también incide en la marcha de las cosas de gobierno.
Una oposición no incluída, que no es escuchada, a la que se le hace ver que haber perdido una elección la condena al silencio, suele inclinarse al obstruccionismo y apelar al “vale todo” para debilitar al gobierno. Me parece que con distintos matices, ninguna fuerza política victoriosa está ni estuvo exenta de ese pecado.
No hay solución mágica, pero algunos creemos que esa tara cultural y esa limitación insitucional que nos llevan a plantear las cosas al grito de “aplastemos al perdedor; venguémonos del ganador” pueden atenuarse, sino revertirse, en un sistema político de características parlamentaristas que limita la omnipotencia del ganador, a la vez que exige responsabilidad argumental y sensatez a la oposición. Eso nos daría conciencia de que no hay que estar permanentemente en campaña, sino permanentemente gobernando.
9 comentarios:
Ahora entiendo... los perdedores siempre somos los ciudadanos
qué tomaría usted del perdedor?
Quiénes pierden y quiénes ganan todo dependerá del artista que en su mayoría utilizan la técnica "Trompe l´oeil"
Gran abrazo y espero que continue el debate
R.
Estimado Jorge, acabo de leer las noticias acerca de su almuerzo con Olmos, Rabinovich, Fernandez y la especulaciòn en el armado de su lista. Sinceramente me asombra que despuès de su ùltima experiencia electoral no haya un solo nombre de su propio espacio y todos sean eventuales "aliados". Màs allà de que sean conjeturas y operaciones polìticas quisiera saber los nombres de los dirigente que son de su propio espacio. Muchas gracias!
PD: El Olmos del suterh es el mismo vicepresidente de Alberto Fernandez en el PJ y que jugò con Filmus en la ùltima elecciòn no?
Creo que en realidad el ganador sólo incluye sus ideas y convicciones, apenas si escucha sugerencias.
Espero que siga proponiendo charlas y debates, aunque sea por este medio. La sociedad necesita expresarse
Gracias
José
Jorge:
Comparto totalmente tu mirada. Ya vi pasar a unos cuantos y todos hace exactamente lo que describis.
Hubiera sido muy interesante poder hacer esa modificación en la última reforma constitucional. Pero no hubo suficientes agallas.
Un gran abrazo
Celia
Compadre, no creo que el silencio sea siempre una condena; especilamente cuando el agite ganador aturde con palabras tóxicas porque no se banca ese silencio.
Saludos
Pd: te gusta el fúltbol?
En relación con el comentario anónimo de más arriba, por supuesto que los trscendidos sobre candidaturas y listas son del campo de la especulación y la operación periodística. Nuestro espacio político, como se verá en pocas semanas más en la presentación de la Fundación Ciudad Futura, sigue privilegiando la centralidad de quienes venimos trabajando juntos desde hace bastante tiempo. Y la próxima vez, será mejor escribir con nombre y apellido, para poder responder con más precisión.
Jorge, me gusta como piensa.
Vanina
Estimado Jorge comparto plenamente tu punto de vista.-
JOSE VALLE
www.valleintendente.com.ar
Jorge,
Comparto tu posición. Creo que nos hace falta caminar en el sentido que señalas: inclusión, diálogo, convivencia pacífica, discusión...
Lo único con lo que no coincido es con la palabra "excento" que debería escribirse "exento".
Saludos cordiales,
Sergio.
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