Jóvenes Comprometidos
Es gratificante ver a miles de jóvenes entusiasmados y comprometidos para revertir los problemas más difíciles que vivimos en la ciudad: el trabajo infantil, la falta de vivienda, la crispación y la violencia que convierten a las calles y a nuestras relaciones con los otros en un territorio hostil. Desde vincularnos con jóvenes que trabajan en organizaciones comunitarias a los proyectos que impulsamos para darles cada vez más representación y poder, estamos apostando a hacer más nítida la voz de los jóvenes. Porque son voces no estructuradas, porque oxigenan, porque renuevan, porque conocen bien qué cosas tienen y de cuáles adolecen.
En estas semanas un grupo amplio y diverso de jóvenes, algunos pertenecientes a partidos políticos y otros no, están trabajando en un diagnóstico concienzudo y claro acerca de las cosas que debería hacerse para mejorar la vida de los jóvenes. Hay temas que los afectan de un modo absolutamente particular: la desocupación, la precarización y flexibilización laboral, el paco y otras drogas, lo ambiental, el libre acceso a la información, la posibilidad de acceder, expresarse y producir cultura. La idea es ayudar a expresar a los jóvenes, asegurarles el derecho a ser escuchados y a participar en forma activa acercando propuestas a los legisladores o al Poder Ejecutivo.
Lo que más me satisface de este proyecto es sentir que los adolescentes y jóvenes son escuchados y tenidos en cuenta cuando acercan soluciones, porque se sienten útiles como personas y útiles para la ciudad, para los demás. De verdad que ellos saben hacer sentir esas cosas cuando dicen “Terminamos votando a alguien sólo porque parece simpático, no porque tengas algunas formación cívica. Yo quiero salir del secundario sabiendo".
Aprender a escuchar, esa es la cuestión. Antes que lamentarse sobre “la juventud perdida” -para usar una expresión que usaban nuestras abuelitas- sería bueno saber qué es lo que hace que presuntamente la juventud se pierda, si es que efectivamente se perdió en algún lado. Sobran ejemplos de jóvenes vitales y generosos, el asunto es apostar al futuro con ellos.
La foto es de Miguel Acevedo Riú, para LA NACION y se pueden ver a chicos en el auditorio del Colegio De La Salle
En estas semanas un grupo amplio y diverso de jóvenes, algunos pertenecientes a partidos políticos y otros no, están trabajando en un diagnóstico concienzudo y claro acerca de las cosas que debería hacerse para mejorar la vida de los jóvenes. Hay temas que los afectan de un modo absolutamente particular: la desocupación, la precarización y flexibilización laboral, el paco y otras drogas, lo ambiental, el libre acceso a la información, la posibilidad de acceder, expresarse y producir cultura. La idea es ayudar a expresar a los jóvenes, asegurarles el derecho a ser escuchados y a participar en forma activa acercando propuestas a los legisladores o al Poder Ejecutivo.
Lo que más me satisface de este proyecto es sentir que los adolescentes y jóvenes son escuchados y tenidos en cuenta cuando acercan soluciones, porque se sienten útiles como personas y útiles para la ciudad, para los demás. De verdad que ellos saben hacer sentir esas cosas cuando dicen “Terminamos votando a alguien sólo porque parece simpático, no porque tengas algunas formación cívica. Yo quiero salir del secundario sabiendo".
Aprender a escuchar, esa es la cuestión. Antes que lamentarse sobre “la juventud perdida” -para usar una expresión que usaban nuestras abuelitas- sería bueno saber qué es lo que hace que presuntamente la juventud se pierda, si es que efectivamente se perdió en algún lado. Sobran ejemplos de jóvenes vitales y generosos, el asunto es apostar al futuro con ellos.
La foto es de Miguel Acevedo Riú, para LA NACION y se pueden ver a chicos en el auditorio del Colegio De La Salle
1 comentario:
es muy importante que se ocupe de los jovenes sr telerman, felicitaciones.por otro lado me parecio genial los de los jovenes con el pelado, como hago para sumarme?
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